A día de hoy, ya se han celebrado multitud de juicios telemáticos «on line», y cabe decir que de forma mayoritariamente satisfactoria. Este es un inicio esperanzador que puede ayudar a agilizar algunos procedimientos, que en principio no revisten excesiva complejidad, si bien estamos en una fase embrionaria en la que se detecta la escasez de medios que tiene «Justicia» en relación a otros poderes del Estado.
El desarrollo efectivo de las nuevas tecnologías en los procedimientos judiciales tiene que ir , indefectiblemente, acompañado de una profunda reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil para no solo adaptarla a esta nueva realidad sino también a sacarse de encima procedimientos decimonónicos que todavía contempla dicha legislación, y que contribuyen, hoy en día, al problema del colapso judicial.